Existen muchas teorías acerca de si el emprendedor nace o se hace, sin embargo, es posible que sea un poco de lo primero y mucho de lo segundo. Es decir, el emprendedor puede nacer con algunas cualidades y capacidades personales que lo ayuden en los emprendimientos que realice, pero es más seguro que puedas “aprender a emprender” si eso es lo que buscas para tu vida y tu futuro.
Anthony Tjan, coautor del best seller del New York Times, “Heart, Smarts, Guts, and Luck (corazón, inteligencia, agallas y suerte)", explicó parte de su investigación, realizada para este libro, en un artículo publicado en la revista Harvard Business School, donde resaltó que, de la encuesta realizada a miles de emprendedores exitosos, la mayoría coincidió en que para lograr el éxito empresarial habían cuatro pilares que eran la base de todo emprendimiento: el corazón, la inteligencia, las agallas y la suerte.
De estos 4, refiere Tjan, son las agallas las que pueden frenar o encaminar un proyecto emprendedor, ya que se necesita mucha valentía para emprender algo nuevo, y existen preocupaciones de diversos tipos que pueden frenar una iniciativa. Por eso, si se tiene el coraje necesario, se podrá perseverar aun cuando las cosas se vayan poniendo difíciles o no salgan como uno esperaba.
En el artículo se señala, también, que incluso la suerte se puede educar, siendo humilde y abierto, teniendo la actitud correcta y construyendo una red de relaciones interpersonales honestas y leales. El corazón en cambio, es el lugar de inicio, el punto de partida de todo emprendimiento. Es el deseo y la pasión por ir tras los sueños hasta lograrlos. La inteligencia es el razonar cómo llevar a cabo el proyecto deseado y usar las mejores herramientas para lograrlo. Pero, nada funcionará si no se tienen las agallas suficientes.
Tjan menciona 3 situaciones que saltaron en las encuestas realizadas y que ayudaron a construir este valor:
- Haber tenido alguna incursión en los negocios o ventas durante la niñez o juventud. De todos los encuestados, el 80% aseguró que esa experiencia les ayudó a formar su carácter.
- Haber realizado alguna actividad relacionada a las ventas, en la que uno haya sido rechazado muchas veces, ayuda en la formación de un emprendedor. Haberse entrenado para situaciones de riesgo, a través del conocimiento de casos prácticos y ejemplos que los ayudaron a dar respuestas a los problemas que iban surgiendo en el camino, como por ejemplo, demandas, recorte de personal, problemas de clima laboral, etc.
- Haber contado con el apoyo de los colaboradores, en especial si se invirtió en conseguir un buen clima laboral, con buenos sueldos y beneficios, ello permitió que los emprendedores se sintieran respaldados y lograran sus objetivos, de la mano de sus colaboradores.
Todas las personas pueden tener la personalidad de emprendedor como algo dentro de sí, que falta explotar, justamente porque no hay el valor suficiente para hacerlo. Entonces, la mayoría prefiere quedarse en su “zona de confort” (aunque no estén del todo cómodos), antes de emprender algo nuevo que no saben cómo resultará. Sin embargo, cuando la gente dice que no es emprendedora o creativa, está mintiendo, porque puede aprender a serlo, todo está en la motivación que tenga para ello. Y no hablamos solo de emprender algo propio. También se puede ser emprendedor en el trabajo en el que estamos, dando iniciativas, teniendo buenos proyectos, innovando permanentemente, etc. Lo importante es tratar de renovarnos siempre, formando una cultura emprendedora en diferentes áreas.
Ahora ya lo sabes, si siempre te picó el bichito de ser un emprededor, y crees que no naciste para ello, anímate, intenta realizar tu sueño y si al final no resulta, no importa, te habrás sacado el clavo y además te sentirás bien de haberlo intentado.